Camino de Pascua

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Mes de mayo

Sesiones de EcJ de Pascua

Celebración para acoger el Espíritu
Claves
Tiempo pascual, cincuentenario de Pascua. El momento más bello y alegre del año cristiano.
En bastantes lugares la tradición manda dedicar mucha atención y energías a la Cuaresma. Y sin embargo la Pascua pasa casi desapercibida. En realidad, la Cuaresma no deja de ser un tiempo de preparación para lo importante, que es la Pascua. Es bastante absurdo detenerse mucho en el tiempo de preparación y después no aprovechar aquello para lo que nos estábamos preparando.
Es cierto que la Iglesia le da importancia a la Cuaresma, dedicándole nada menos que 40 días. ¡Pero es que la Pascua dura 50! Son 7 semanas completas, que van desde el Domingo de Resurrección hasta Pentecostés, la fiesta del Espíritu. Está fenomenal que el calendario celebrativo de la Iglesia destaque de este modo el acontecimiento principal de nuestra fe: 50 días de fiesta, de alegría. Es el tiempo litúrgico especial más prolongado, porque es el más importante. De hecho, inicialmente la Pascua era lo único que se celebraba, en la iglesia primitiva. La gran fiesta del año, repetida y actualizada después cada domingo. Inicialmente, ni siquiera se celebraba la Navidad; eso vino después, cuando se fijaron los dos grandes misterios de nuestra fe: el misterio de la Encarnación y el misterio de la Pascua, muerte y resurrección.
Recordemos la insistencia de San Pablo: si Cristo no ha resucitado, nuestra fe no tiene sentido. Los cristianos somos, esencialmente, seguidores del resucitado. Y esto debería notarse en todo: en lo que pensamos, lo que hacemos, lo que comunicamos. Como vivimos cada circunstancia de la vida, lo bello y lo difícil. En esto, nos ayudará recordar que estamos en año jubilar, y que el papa nos ha pedido vivir este jubileo centrado en la esperanza. Nuestra esperanza no tiene otro fundamento que la resurrección de Jesús, por lo que será más que pertinente conectar la vivencia de la Pascua con la esperanza.
Un último apunte: en medio del tiempo de Pascua cae el mes de mayo. Para muchos es un paréntesis: el mes de María. Error. Lo esencial para los cristianos en el mes de mayo es que estamos viviendo el tiempo Pascual. De hecho, en varios lugares en mayo se habla de Pascua Florida (ya que estamos en el mes de las flores) hoy existe la bella tradición de las cruces de mayo, hechas con flores de colores. Y, en este contexto, la figura de María es una luz estupenda y una compañía perfecta para vivir la Pascua. Ella es modelo de creyente, maestra en la fe, compañera de camino en el seguimiento del resucitado y aglutinante de la comunidad orante, que se prepara para acoger al Espíritu Santo. Por tanto, recordar y celebrar a María en mayo está muy bien; eso sí: conectada con la Pascua.
Dimensiones
Cualquier actividad que realicemos estos días debería trabajar una o varias de estas dimensiones:

La formativa: insistimos en este mensaje -sin descanso- la Pascua es lo más grande. Y en Pascua, “la figura de María es una luz estupenda y una compañía perfecta para vivirla. Ella es modelo de creyente, maestra en la fe, compañera de camino en el seguimiento del resucitado y aglutinante de la comunidad orante, que se prepara para acoger al Espíritu Santo”.
No es casual que en la estación donde nace de nuevo la vida y hay una explosión de luz y color, la primavera, celebremos también el día de la Creación. Una ocasión magnífica para agradecer el regalo de la Creación, para animarnos una vez más a seguir cuidándola, para todos esos proyectos We que tienen que ver con el cuidado de la casa común.

La espiritual: un tiempo de alegría y esperanza. En las oraciones de la mañana, en el Encuentro con Jesús, en las celebraciones de Pascua y de mayo, en todo momento hay que tener en cuenta este tono esperanzado, alegre, positivo.
En cualquier momento espiritual de la Pascua hay que aprovechar para anunciar el mensaje central de la fe, el kerygma de salvación, que Cristo ha resucitado y vive en medio de nosotros.

La celebrativa: vamos introduciendo en los colegios la celebración de la Pascua. Es estupendo. También hay celebraciones en mayo. La alegría pide celebración. La cuaresma es más intimista, invita a la introspección, la Pascua se canta y se cuenta, se anuncia y se celebra. Aprendamos canciones adecuadas para las celebraciones de Pascua. Canciones que hablen de la resurrección. Y también cantemos el Aleluya.

El encuentro: en el tercer trimestre se multiplican las ocasiones de encuentro de todo el colegio, los cursos o las clases. Peregrinaciones, excursiones, salidas de todo tipo. La luz de la Pascua invita a fomentar esa convivencia que nace de la fraternidad.
No olvidemos el encuentro entre educadores, tan necesario. Cualquier excusa ha de ser buena para el encuentro distendido y alegre que crea comunidad.

La comunitaria: la imagen de María en medio de la primera comunidad cristiana, después de la Pascua, a la espera del Espíritu, inspira nuestro carisma comunitario. Aprovechemos las ocasiones antes citadas para ir construyendo comunidad educativa y comunidad de fe.
La celebración de Pentecostés es una buena ocasión para esta convocatoria de toda la comunidad de fe.
En el itinerario que te ofrecemos, encontrarás algunos materiales, pero, sobre todo, orientaciones para enfocar y estructurar todo aquello que ya realizas en tu colegio.

